Más de 70 expertos realizaron
un diagnóstico sobre el sistema
educativo nacional
Los excluidos de la
educación quedan expuestos al delito y a las
adicciones
Entrega la UNAM
documento con propuestas al Ejecutivo y al Congreso de la Unión
Emir Olivares Alonso
El reducido número
de jóvenes que tiene acceso a la educación
superior en México no es sólo
un asunto educativo o económico, sino un problema social. Los
excluidos del bachillerato y el nivel superior están
permanentemente expuestos a graves riesgos, incluyendo delitos, actividades
ilegales y adicciones.
Así
lo plantea el Plan educativo nacional: diez propuestas para diez años,
elaborado por la Universidad Nacional Autónoma de México
(UNAM), presentado en diciembre pasado y que se envió
al Ejecutivo federal y al Congreso de la Unión
con la intención de que fuera tomado en cuenta en la
elaboración de políticas
públicas en materia educativa.
“La educación
superior es un bien público con rentabilidad social, no
constituye un bien de servicio comercial o mercancía,
como pretende la Organización Mundial de Comercio. Su función
es formar ciudadanos para integrarse a las distintas dimensiones de la sociedad
–conocimiento, valores de convivencia democrática,
trabajo– y no sólo
al mercado de trabajo. Esto enfatiza que las universidades públicas
son responsabilidad central del Estado.”
El documento –donde
más de 70 expertos realizan un diagnóstico
de todo el sistema educativo nacional– señala
que los retos actuales de la educación superior en el país
son: elevar la cobertura de forma significativa (sólo
tres de cada 10 jóvenes en edad de ir a la universidad
puede hacerlo), mejorar la calidad, reducir las desigualdades regionales en el
acceso y garantizar el financiamiento adecuado.
Este análisis
universitario se da en el contexto de la problemática
que cada año enfrentan los miles de estudiantes
que no obtienen un lugar en las instituciones públicas
de educación superior. Tan sólo
el miércoles, la UNAM dio a conocer los
resultados de su primer concurso de ingreso a licenciatura 2013, los cuales
arrojan que de los 126 mil 753 estudiantes que presentaron el examen fueron
seleccionados 10 mil 916, equivalentes a 8.6 por ciento. Esto aun cuando desde
hace más de 10 años
la casa de estudios viene incrementando el número
de espacios por esa vía de ingreso, al pasar de 12 mil 558
inscritos en el ciclo 1999-2000 a 17 mil 721 para 2012-2013.
Las opciones
implementadas por los gobiernos para aumentar la matrícula
en este nivel académico se han concentrado en dos estrategias:
creación de centros tecnológicos
y politécnicos, así
como de opciones a distancia y virtuales, y continuación
del crecimiento de las instituciones privadas, de muy diversa capacidad y
calidad, con muy baja regulación por parte del gobierno, subraya el
diagnóstico.
Por el contrario,
las principales iniciativas deben concentrarse en ampliar las oportunidades
educativas para mayor número de jóvenes,
principalmente en las regiones y grupos sociales más
desfavorecidos, y en mejorar de forma significativa su oferta educativa.
El análisis
–coordinado por el rector de la UNAM, José
Narro Robles– apunta que si bien es cierto que en
las recientes cuatro décadas en este nivel formativo la matrícula
creció 13 veces, y que de 2000 a 2012 pasó
de 2.1 millones de alumnos a 3.3 millones, estos esfuerzos son insuficientes.
Hoy la cobertura es
de 34.6 por ciento, esto es, sólo tres de cada 10 jóvenes
en edad de asistir a la universidad (19 y 23 años)
pueden hacerlo. El total del grupo poblacional que se ubica en este nivel de
edades es cercano a 10 millones, por lo que más
de 7 millones de jóvenes no estudian..
El porcentaje coloca
a México lejos de los niveles de países
desarrollados e incluso de naciones con similar economía
como Argentina, Brasil y Chile. (La Jornada)